miércoles, 27 de febrero de 2013

La historia dominante

Siempre se me enseñó a dar crédito a las historias anexas. En mi familia nuclear se predicaba una especie de izquierdismo existencial, un dogmatismo antidogmático, si queremos. También en mi colegio se me inculcó que ser librepensante era descreer la historia dominante, se me explicó el valor de la multiplicidad de miradas y el terror de tener una única narrativa, más aún si esta era la más popular. Posteriormente en la universidad, se me detallaron ampliamente las complicaciones del poder que reside en el discurso y se me urgió a apartarme de los decires oficiales. Me convertí pues en un portento del cuestionamiento de lo establecido y del status quo; un vicio que entedería posteriormente, no era más que la encarnación del espíritu del tiempo. Donde sea que hubiera una historia, allí estaba yo para develar el subtexto. Si se me decía Alopatía, yo decía Homeopatía, a Freudianismo contesté con Junguianismo, a Gestalt con Chamanismo, al Habla con el Cuerpo, al Cristianismo con el Agnostiscismo, el Budhismo, y hasta con el Dadaísmo. Siempre buscando la minúscula en la mayúscula, la historia paralela, los factores contingentes.
Hasta que también se me dió por dudar de la izquierda, por pensar que no está en un mejor lugar que la derecha. Fué entonces cuando me entró el Centro. Palabras como Inclusión, Integración, Ambas, Juntas, También, y otras del estilo llegaron a mi boca. Quise universalizar la dualidad dando siempre cabida a las dos historias: Alopatía Y Homeopatía, Freudianismo Y Jungianismo, y así y así.
Posteriormente por lo procesos naturales del pensamiento, supongo, cuestioné también la dualidad. Fue entonces cuando me llegó el depende. Me harté de la conjunción y me volví más amiga de la disyunción, todo me pareció válido según las circunstancias. El entorno manda: Sí el Cristianismo, y también sí el Budhismo, El uno o el otro depende sólo de dónde, cuándo y con quién. Eso parecía sensato, hasta que al cabo del tiempo también la disyunción se me hizo chica, porque de todas maneras concebía como sólidos los dos disyuntivos, mientras que mi pensamiento comenzaba a gradalizarse. Esto y/o lo otro parecían tener sentido, pero más aun si se les veía en diferentes grados y niveles: Habla y cuerpo, o alguno de los dos, pero depende dónde, cómo y con quién y sobre todo, en qué grado: mucho, poco, nada o absolutamente, o miles de otros grados en la mitad.
Y de repente algún día volví a pensar en la historia dominante y en el espíritu del tiempo, y me vi en mi gradalización, en mi relativización, encarnándolo de nuevo. Me confronté con mi incapacidad de ver la cosa por sí misma, de ver el tao en vez del taoísmo, la psique en vez de la psicología, la vida en vez de todos esos conceptos y esa filosofía que hoy me parecen tan rotundamente inútiles (en un nivel, claro). No hay conclusión que no esté velada por un punto de vista, la validez se me escurre entre los símbolos y los medios. Creo que nunca antes de este punto había entendido, o aunque sea vislumbrado, y realmente deseado la liberación. En algún lugar entre la historia dominante y las paralelas se me pierde la conciencia, entendí. Hoy veo con impotencia desapegada que se me ha perdido y aún se me sigue perdiendo.

3 comentarios:

  1. El tetralema, darling, comentado por el señor Nagarjuna, resume todo esto. Tiene la ventaja de llevar, thanks god, a la lógica mas allá del principio del burdo (pues su practicidad no cubre ni explica de lejos los muchos bucles incomprensibles de esta nuestra existencia) no contradicción aristotélica, y de incluir todas las opciones (entendidas como burdos mapas o intentos de explicar el territorio) posibles:
    A (las historias dominantes), no A (las paralelas), A y no A (la inclusión, tb la disyuntiva), ni A ni no A (lugar paradójico entre la historia dominante y las paralelas donde se pierde la conciencia, la inconsciencia, el carnet de identidad, y tantos etcs que no viene a cuento enumerar aquí) Que usted, su conciencia y cualquiera se pierda en este lugar no es solo buena señal de que ha llegado allí, sino de que estar perdido o perder el norte es inevitable. Aunque tb suceptible de ser disfrutable como ud, después de haber hollado tantas tierras sin duda sabrá, y etc, etc, etc
    PS: saludos plus mi admiración por tan portentoso CV.

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  2. Sabias palabras, señor Bacale. El tetralema. Tiene usted razón. Gracias por venir a visitarme con su valiosa aportación a mi circunstancia.
    Un abrazo,
    Vicks.

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  3. Uno se ve entre espejos, acaso nustra propia imagen estosrba para ver los cuatro puntos de vista, m'as el cenit y el nadir; torpes contorcionistas mentales que no podemos mirar a la ves a los 6 sitios. Nuestra ceguera es nuestro premio.
    Magnifico articulo

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