Cada elucubración, esfuerzo de entender o teoría, es una faceta del miedo, una huida, un intento de juzgar al perro por verle el hocico. Sálvame tú, bendita ignorancia, de tanto intento fallido y ridículo. Protégeme y acúname en este instante, el único en que estoy viva, en el que existo, en el que soy.
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