viernes, 16 de noviembre de 2012

Reciclaje

Hay una cierta edad a partir de la cual sólo se pueden vivir amores reciclados, a veces muy usados, a veces menos, pero sólo aparentemente nuevos. Corazones y cuerpos como vestidos de segunda mano, lavados pero gastados, viejos. Somos colecciones de lo que fue, arrastramos hileras de previos dulzores o heridas aun abiertas; formas de hacer, de hablar, de ser. La ecología de la vida le va quitando al amor la frescura ingenua de las primeras veces concretas, pero otorga la ilusión del estreno. A veces incluso esta ilusión es reutilizada, pero para efectos prácticos una ilusión es una ilusión tanto como un vestido es un vestido, sin importar el uso. Son las cosas del reciclaje.

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