domingo, 2 de septiembre de 2012

Lectora

Soy mucho más lectora que escritora, y si escribo es sólo para leerme. El placer que me da escribir no puede ser comparado bajo ningún concepto con el que me da relamerme, adentrarme, deleitarme con las palabras de un texto exquisito. Soy como la condesa Bathory de los libros, succiono su belleza y la hago mía. Todos esos autores en mi librero han sido las presas de mi horrible conducta de estirge malvada o aburrida. ¡Pobres escritores! ¿Quién quiere yacer entre ellos? La única ventaja realmente consiste en que la belleza es un don que nunca mengua. La belleza sólo sabe reproducirse, es la eterna primavera, la novia siempre joven, rozagante, siempre viva. Quien la da, la tiene dos veces; quien la roba, no vacía. Es por esto que leer es un acto tan vil como inocuo, vampírico, vanidoso y deliciosamente hedonista -incluso cuando me leo a mí misma-.

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