martes, 11 de septiembre de 2012

Apego

Hay que aprender a apegarse para poder conocer el desapego. Pinche Buda con su sombrerito de nuez y sus vínculos de hierro, de ese hierro tibio que yo anhelo: la libertad del verdadero amor, del amor del bueno. Ya sé que no hay otra forma, que por apresarme detesto aquello a lo que me aferro, pero ¿Cómo suelto? ¿Cómo me dejo libre y también cedo? ¿Algún día la flor de loto me curará de esta adhesión, la incrustación, el desasosiego? He querido subir y levantar mis pies del suelo, pero quizá la forma esté en enterrarme, penetrar debajo del pavimento. Raíces y alas, como dice alguna cosa que ya no recuerdo. Esa tal vez sea la forma para encontrarle el chiste al apego dentro del desapego.

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