sábado, 18 de agosto de 2012

Ósmosis poética

Entonces mezclaríamos poesía. Yo escribiría un poema en sus manos, él un soneto en la espalda mía. Luego, al amarnos, se escurriría la tinta y nos lavaría de palabras dichas. Al cogerme de la cintura, él se teñiría con los residuos ahora transformados por el sudor en una sangre roja, en una múltiple pasión compartida. Allí comenzaría la ósmosis poética, la mezcla maravillosa que trasciende las letras, las asimila, las atraviesa, las penetra.

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