sábado, 16 de junio de 2012

Algodón

Siempre me ha parecido extraño que el algodón sea vegetal. Con esa textura acariciable y delicada, y ese inmaculado color blanco nube. La flor del algodón parece más una ovejita sin ojos, un cordero lanudo que no necesita patas porque al soltarse de la rama, se desliza cabalgando las corrientes de viento. Se me hace posible que si uno le pegase el oído y aguantase la respiración para estar bien atento, lo escuchase balar. La próxima vez que vea un campo o que me raspe una rodilla, me pondré en cuclillas, cerraré los ojos e intentaré oír qué me dice el algodón con su largo y fino beeeeee.

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