viernes, 16 de marzo de 2012

Suicidios literarios

Cada acto creativo es, en esencia, un acto violento, un pequeño suicidio. Escribir, por ejemplo, comporta pequeñas muertes ajenas -de esos otros dentro mío-, o de mí misma que dejo de existir fundida entre las manchas de tinta. Algo de mí muere para que el texto nazca, algo perece con cada letra. El día que me canse de morir, ese día dejaré de escribir.

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