sábado, 3 de marzo de 2012
Ojos Verdes
Por un momento dejé de escuchar sus palabras. El sonido de su voz reverberó como una distorsión sin significado que me acompañó a pasear entre los potros y las vacas que viven en sus ojos aceitunados. Me pregunto si sabrá que dentro de sus pupilas es todo llanura, que los prados verdes y altos guarecen del frío e invitan a la dicha, que me quedé ahí dentro hasta que parpadeó y dijo mi nombre: '¿Victoria?'.
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