domingo, 25 de diciembre de 2011

Luces

Salieron de la tetería en el barrio gótico que él no conocía y que lo maravilló hasta el éxtasis. Dos buenos amigos relatando sus mundos internos en la semi-penumbra de una ciudad que no era la de ninguno de los dos. Al salir, sus almas infantiles se encontraron titilando al ritmo de las luces navideñas que en cada uno suscitaban recuerdos diferentes pero el mismo entusiasmo alegre que casi los llevaba a las lágrimas. Él le pidió a ella que se subiera a un andén para abrazarla en igualdad de condiciones. Rieron, y ya en estaturas menos dispares se despidieron agradeciéndose mutuamente haberse conocido, y venerando cualquier fuerza universal responsable por la combinación de circunstancias que les permitió encontrarse y separarse ahora más llenos. Sin saber si se volverían a ver alguna vez, al menos les quedó el amor compartido y el recuerdo colorido y poético de esa tarde para poder visitarlo cuando la nostalgia y la distancia exijan un reencuentro.

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