domingo, 16 de octubre de 2011

Identidad

A Laura le gusta escribir y juguetear con las palabras. Con algunas de ellas por lo menos, poseedoras de tornasoles que revelan al ser alumbradas por las esquinas. Cuando se mete entre las palabras y las explora también está haciendo su propia espeleología interior. Pisa el suelo fangoso del lenguaje que tapiza sus cavernas oscuras repletas de guano y así muta. Muta, muta, muta, muta. Y entonces ya no es más Laura, sino que se transforma en LAURA, laura, lAUrA, AlUrA, LAuRA, LauRa, AruaL, Larua, Alura, Larua, aruLa, UraLA, AAlur, Ralua, ruala, UaLAr, y Laura.
Entre tantas Lauras ya no hay ninguna, o sólo alguna entre todas juntas. Y Laura se siente en una cámara de espejos lingüística en donde cada rebote le devuelve una imagen que aunque es ella misma, también no lo es. Pero queda la esencia, aquello que se refleja, las 5 letras en la palabra que son también la composición cristalina de su alma.

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